el camino

Cuenta la leyenda que tras la decapitación del Apóstol Santiago, se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo, sus discípulos, en secreto, trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde había una barca preparada para navegar, pero sin tripulación. Allí depositaron el cuerpo del Apóstol, que llegaría tras la travesía marítima a la costa de Galicia.
Los orígenes del culto a Santiago son desconocidos, pero desde el descubrimiento de la tumba en el siglo IX, el Camino de Santiago se convirtió en la ruta más importante de peregrinación de Europa. Esto sirvió como inicio de todo un desarrollo artístico, social y económico. Una ruta en la que continuamente quedaba de manifiesto el amor y solidaridad de una sociedad con la que el Peregrino se encuentra al hacer el Camino.
El Camino de Santiago no deja a nadie indiferente. Independientemente de los motivos que le hayan impulsado a cada uno a realizarlo, la llegada a Compostela supone un antes y un después, porque las largas caminatas a solas, en contacto únicamente con uno mismo y el entorno, cambian la forma de ver y de afrontar la vida.
Lo hacen personas de toda clase y condición, ateos y creyentes, abuelos y jóvenes, deportistas y buscadores del milagro…, ¡y a todos atrapa!